BODEGAS: LA NUEVA TENDENCIA PARA LOS VIAJES DE INCENTIVOS

Los viajes de incentivos son la forma más adecuada de motivar o premiar a los trabajadores de una empresa o a sus clientes. Un pequeño gesto que los miembros del staff no olvidarán, y los animará a seguir estando ahí.

Es esencial que ese viaje de incentivos se adapte a los valores y filosofía de la compañía, que se comparta con los altos cargos de la corporación y que se adapte a las necesidades del equipo. Los beneficios que reporta un viaje de incentivos a la propia empresa y a sus participantes son muy amplios:

-Consiguen que se vincule el trabajo también con experiencias positivas y enriquecedoras.

-Se refuerzan los equipos y las relaciones interpersonales.

-Generan empatía entre trabajadores y empresa.

-Mejoran la capacidad de automotivación.

En al actualidad, está cobrando fuerza en el sector MICE el concepto bleisure (business + leisure), es decir, combinar las actividades de negocios con el ocio. Esta tendencia hace que la oferta del turismo de negocios, y con ella los viajes de incentivos, deban unir cada vez con más originalidad, el concepto de trabajo con actividades de ocio y relax.

Por todos es sabido que las reuniones empresariales, las actividades dedicadas al team building y, en general, cualquier evento de empresa combinados con gastronomía y vino serán siempre una apuesta segura que garantice el éxito de las convivencias.

La esfera corporativa ha empezado a conocer en los últimos años el sector del enoturismo, en parte debido a que las tendencias marcan una evolución hacia los eventos y viajes de tamaño más reducido y sostenible, lo que abre la puerta a una oferta más innovadora y disruptiva de lo que veníamos conociendo.

Trasladar al equipo o a los clientes fidelizados a que vivan una experiencia enoturística está siendo una de las actividades más demandas. ¿Por qué? Es una realidad que disfrutar de los entornos tranquilos y sostenibles donde se sitúan las bodegas es todo un acierto para descansar, recuperar el tono vital y la energía tras una temporada de arduo trabajo.

Los hoteles en zonas vinícolas que combinan actividades al aire libre y tratamientos relaja
ntes, pueden ser la elección idónea para fomentar todos esos beneficios que reporta un viaje de incentivos.

Multitud de bodegas de nuestro país están elaborando completas ofertas enfocadas a cumplir con los objetivos de este tipo de viajes empresariales. Acercar la cultura del vino de una forma atractiva y divertida es su cometido.

Una de las actividades más frecuentes es la participación en las catas de vinos, donde se organizan visitas a las bodegas alejándose cada vez más los típicos estereotipos de catas guiadas para enormes grupos. Se hace de una forma mucho más personal, amena y participativa.

Las reuniones con enólogos, las conversaciones con los propietarios de bodegas familiares, las cenas de maridaje y los juegos sensoriales se combinan también con actividades de vendimia, que resultan una propuesta de lo más original para tomar contacto y conocer de cerca todos los secretos y procesos del vino. Es otra forma de conocer esta cultura que no dejará indiferente a nadie dada su versatilidad. 

Un atractivo añadido para este tipo de viajes de incentivos, son el resto de acciones que se llevan a cabo alrededor de las experiencias relacionadas con el vino.

Las mejores actividades deportivas en armonía con la época del año en la que tenga lugar la escapada, la inclusión de vivencias en spas, caminatas u otro tipo de ofertas innovadoras, son un claro plus que se suma a garantizar la diversión y las buenas sensaciones que se llevará el staff o los clientes en su memoria tras disfrutar de su viaje.